Un lugar maravilloso, quienes han estado en Salamanca, España, saben que se merece mucho más que la ciudad es arte, y por eso este hermoso poema de Juan A Galisteo Luque que compartimos con ustedes en este blog.
Poema sobre Salamanca, España
Qué despacio cruza el Tormes
al llegar a Salamanca!
la catedral se estremece
en el espejo del agua.
¡Qué solemne baja el río!
¡qué hermoso en la madrugada!
es, como un grandioso espejo
todo cubierto de plata.
De noche, cuando las sombras
resurgen como fantasmas
y las estrellas del cielo
tiemblan de frío y de escarcha,
se escucha un rumor de viento
al sonido de campanas,
que hasta los olmos suspiran,
y hasta las alondras cantan.
Luego, llega un gran silencio,
y murmurando en voz baja,
solloza, porque se aleja
de su amada Salamanca.
¡Qué tranquilo se ve el río
antes de romper el alba!
en su espejo cristalino,
en la noche perfumada,
se observa casi dormida
la ciudad iluminada.
Se oye croar en los juncos
un sonsonete de ranas,
que en los remansos perdidos
se ocultan bajo las charcas.
Pero no cantan al río,
tampoco a la luna clara,
ni siquiera a los luceros,
ni aquella estrella lejana,
cantan, la inmensa belleza
de una ciudad coronada,
que resplandece en la orilla
de belleza y de elegancia.
¡Qué despacio fluye el Tormes
al llegar a Salamanca!
despertando el nuevo día,
la claridad lo acompaña,
y allí, sobre la corriente,
la luna llena se apaga,
ocultándose en el cielo
con las estrellas cansadas.
¡Qué despacio cruza el Tormes
al llegar a Salamanca!
la catedral se estremece
al reflejo de sus aguas.
¡Qué solemne baja el río!
¡qué hermoso en la madrugada!
es, como un grandioso espejo
todo cubierto de plata.
Autor : Juan A Galisteo Luque